¿En qué consiste la terapia cognitivo conductual? (TCC)
La terapia cognitivo conductual es una de las terapias más respaldadas por la ciencia.
La terapia cognitivo conductual es una de las terapias más respaldadas por la ciencia.
La terapia cognitivo-conductual (TCC) es una manera efectiva de ayuda psicológica que utilizan muchos terapeutas alrededor del mundo.
La idea detrás de la TCC es que nuestros pensamientos, sentimientos, sensaciones en el cuerpo y acciones están todos conectados, y lo que pensamos y hacemos puede influir en cómo nos sentimos.
La investigación muestra que la terapia cognitivo-conductual funciona y tiene un impacto positivo en una variedad de condiciones mentales y emocionales, tales como la ansiedad, la tristeza, el dolor o la dificultad para dormir. Es útil para todas las edades, desde niños hasta adultos y mayores. Además, la TCC es versátil: se ha demostrado que ayuda tanto en sesiones presenciales como online, e incluso a través de recursos de autoayuda.
Existen varios tipos de terapia psicológica, y cada una se basa en su propia teoría y suposiciones sobre cómo funcionan las personas. La terapia cognitivo-conductual tiene algunas ideas fundamentales que la distinguen de otras terapias.
Según la Asociación Británica de Terapias Cognitivo-Conductuales, esta terapia se basa en la idea de que nuestros pensamientos, sentimientos, acciones y sensaciones físicas están todos conectados. Si cambiamos uno de estos, también podemos cambiar los demás. Cuando nos sentimos preocupados o angustiados, a menudo caemos en patrones de pensamiento y reacción que nos hacen sentir peor. La terapia cognitivo-conductual nos ayuda a notar y cambiar estos patrones no útiles para que podamos sentirnos mejor.
TCC es un tipo de terapia que se enfoca en cómo las personas perciben y piensan sobre sus vidas. Algunas veces se cree que este enfoque solo se encarga de corregir pensamientos equivocados o tratar problemas superficiales, lo cual no es cierto.
A medida que vivimos, creamos creencias y entendimientos sobre el mundo que nos rodea. Estos significados tienen un impacto en cómo experimentamos la realidad. Algunas veces, estas creencias pueden hacernos sentir mal y llevarnos a comportamientos poco útiles. Un psicólogo de TCC ayuda a los pacientes a entender y examinar dichas creencias para encontrarles sentido.
A continuación tenemos un ejemplo para ver cómo la terapia cognitivo-conductual (TCC) puede ayudar a una persona con trastorno obsesivo-compulsivo.
Después de un accidente de tráfico, Pablo comenzó a tener pensamientos intrusivos sobre causar daño a otros mientras conducía. Se sentía constantemente angustiado, evitaba conducir e incluso se aislaba socialmente por miedo a causar daño a alguien. Con la ayuda de la terapia, Pablo aprendió a comprender que estos pensamientos intrusivos no reflejaban sus verdaderos deseos, sino más bien eran producto de su ansiedad. Aprendió a identificar y objetivizar esos pensamientos, y gradualmente recuperó la confianza al conducir, sin sentirse constantemente abrumado por estos pensamientos.
La idea del modelo TCC es que no son los acontecimientos los que nos hacen sentir mal. Más bien, es la forma en la que interpretamos estos acontecimientos –el significado que les damos– lo que da origen a nuestros sentimientos. Esto explica por qué dos personas que experimentan el mismo acontecimiento y circunstancia y pueden reaccionar de maneras completamente diferentes. Consideremos un ejemplo:
Aquí hay dos formas diferentes de evaluar la misma circunstancia:
Opción 1: La primera es una buena noticia: ¡me han ofrecido un ascenso!
Opción 2: Esta segunda interpretación es más negativa: la persona que recibe el ascenso se preocupa porque piensa que descubrirán que no vale para el puesto y se siente ansiosa.
Otra parte importante de la teoría cognitivo-conductual es que nuestros pensamientos, sentimientos, sensaciones corporales y comportamientos están interrelacionados y pueden afectarse mutuamente. Las cosas que hacemos (o las cosas que nos suceden) pueden afectar a lo que pensamos, lo que a su vez puede afectar a cómo nos sentimos. Si alguna vez has tenido fiebre alta, es posible que hayas experimentando que tus sensaciones corporales y emociones te hacían ver el mundo de una manera más «desoladora» o «catastrófica».
Aquí, el pensamiento de no estar preparado/a influye en tus sensaciones físicas, emociones y comportamiento. Estos tres aspectos están interrelacionados y se retroalimentan entre sí.
El TCC nos ayuda a entender qué causa que un problema persista y, una vez que sabemos cuál es esa causa, el trabajo consiste en tomar medidas para solucionarlo.
No se trata solo de hablar en terapia. Para que la terapia sea realmente útil, tiene que ayudarnos a hacer cambios en nuestra vida. Es por eso que es mejor pensar en el TCC como una terapia de acción. Los psicólogos con este enfoque elegimos entre muchas estrategias y técnicas para promover cambios. Algunas de las estrategias más comunes incluyen:
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Los problemas de salud mental, no son algo de lo que avergonzarse y tanto las personas afectadas como sus seres queridos merecéis recibir ayuda.
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